lunes, 28 de noviembre de 2011

Berrea en la sierra la Culebra 2011

Para que se te caigan los calzoncillos a plomo. Impresionante berrea la que he vivido en la sierra de la Culebra (Zamora). Después de varios días de salidas al monte, con la mochila llena de aperos fotográficos, muchas horas de pateo sigiloso e inmovilidad, ráfagas y ráfagas
de fotografías de cérvidos sin poderlos pillar en el momento justo del bramido, el día 27 de septiembre, tres machos espectaculares
me regalaron una serenata de lo más bello, espectacular e impresionante que la naturaleza te puede regalar: LA BERREA OTOÑAL.

Como ya he dicho antes, después de andar un buen trecho de camino por un bosque de sanísimos robles y cansado de no ver ni oir nada, me senté a descansar y a beber un poco de agua junto a unas piedras y observé, que a unos 500 metros dirección SO, se veía una bandada de





buitres haciendo círculos a baja altura. Me levanté con moderada tranquilidad y salí en dicha dirección, centrándome en los posibles cambios que necesitaba la cámara para conseguir las mejores fotografías posibles.


De repente un bramido muy próximo a la zona donde me encontraba, me deja paralizado. Me quedo parado y espero alguna otra señal que me indique hacia dónde me tengo que dirigir. Al instante y detrás de unas rocas de cierta altura observo que un pequeño roble es zarandeado y otro bramido me indica que algo grande se esta preparando. Muy sigilosamente y con viento siempre a favor (importantísimo), llego hasta las


piedras que parece que estaban ahí para hacer de parapeto perfecto y que me pudiese aproximar lo más posible, y asomándome por el lado izquierdo, veo tres machos, el que menos de 13 puntas, moviendo árboles, levantando la ojarasca del suelo, berreando, ¡JOOODER!........ mi cámara no deja de disparar, un olor muy intenso satura el aire. En un momento en el que los ciervos se trasladan de sitio, me adelanto hacia un árbol y me coloco a unosS 12-15 metros de distancia de los tres titanes. Tensión máxima. La sensación era que se estaban tirando el guante (haciendo un simil caballeresco) y en cualquier momento empezarían a batirse en duelo delante de mis narices. La emoción era enorme. En los pocos años que llevo fotografiando fauna salvaje, nunca había vivido una situación igual de emocionante, y a la vez satisfactoria, por el trabajo realizado.


Continúo, uno de los machos, el que parecía más viejo de los tres, desapareció por mi derecha y eso me produjo bastante inquietud, ya que podría aparecer en cualquier momento cerca de mí, con la alteración lógica del animal y sin saber su posible reacción.


Seguí disparando ráfagas sin parar, esperando que en cualquier momento su esbelta cornamenta se entrelazase y mantuvieran una batalla por el reinado del bosque, pero no fue así.




No me decepcionó en absoluto que no peleasen, las imágenes captadas eran impresionantes, y la satisfacción me desbordaba. Habían sido unos momentos vividos que no olvidaré nunca en mi vida. Es la realización de un sueño perseguido con ilusión y conseguido en su plenitud. El hecho de no haber conseguido la foto de la pelea me estimula para seguir trabajando hasta la próxima encelada de tan majestuoso animal.


Han sido unos días duros pero recompensados con creces. Espero no tardar mucho en volver a redactar otra historieta de un fotógrafo empedernido que ha realizado otro de sus sueños sobre nuestra naturaleza. ¡NO OLVIDEMOS NUNCA QUE ES NUESTRA, Y QUE TENEMOS QUE CUIDARLA TODO LO QUE ESTÉ EN NUESTRAS MANOS! Hasta la próxima.

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